El viento corre y no me dice que tu nombre no es obra santa si no que tu olvido es requilia de mi pasado en el que los hombres caminaban a mi lado tirando piedras hacia lo que habia resucitado. La luna, misteriosa y solitaria me hacia preguntas y yo no le contestaba, me siguio por noches completas y yo huia de ella hacia el sol donde ya no la veia por que a ti me devolvia.
La tierra, llena de energia, habitada por seres ignorantes que no saben que ella es su madre, me acogio en su pecho y me alejo de ti, prohibiendo lo mal hecho.
Pero la carne, fiel de seguidora del pecado insito a que mis brazos estranaran las estatica de tu piel contra la humedad de mi cuerpo.
La cama, nido de amor y de sexo acogio dos cuerpo el tuyo, el mio, los nuestros.
Nos revolvio, nos emociono, nos encanto, terminamos el hecho, y cada uno a su lecho de nuevo.