Aqui en este tren del dia de manana,
pienso no mas en los hallazgos feudales que la vida me ha hecho buscar.
Mientras lloraba sola,
tirada en el manto estelar
que la luna ponia sobre mi cabeza cada dia,
en que pensarte no me dejaba respirar.
Me encontre con el enojo de la nada,
que me abrigo en esas noches desesperantes
en las cuales te buscaba sin encontrarte.
Nunca pense verte con estos ojos
y saber que el hecho de tenerme en frente te aterra,
y que aun asi me miras con deseo.
La calma del toque de tus brazos al darme el abrazo de despedida,
me impide pensar que mi cuerpo no puede estar al lado tuyo.
La vida implacable de la brisa que te toca y me toca es la misma
y me molesta el hecho de que un suspiro de inseguridad
espante el increible suceso
de enredarnos en la luz de la luna sin que nadie nos moleste.