lunes, febrero 28, 2005

El Hecho

El viento corre y no me dice que tu nombre no es obra santa si no que tu olvido es requilia de mi pasado en el que los hombres caminaban a mi lado tirando piedras hacia lo que habia resucitado. La luna, misteriosa y solitaria me hacia preguntas y yo no le contestaba, me siguio por noches completas y yo huia de ella hacia el sol donde ya no la veia por que a ti me devolvia.
La tierra, llena de energia, habitada por seres ignorantes que no saben que ella es su madre, me acogio en su pecho y me alejo de ti, prohibiendo lo mal hecho.
Pero la carne, fiel de seguidora del pecado insito a que mis brazos estranaran las estatica de tu piel contra la humedad de mi cuerpo.
La cama, nido de amor y de sexo acogio dos cuerpo el tuyo, el mio, los nuestros.
Nos revolvio, nos emociono, nos encanto, terminamos el hecho, y cada uno a su lecho de nuevo.

Versos

el deseo impertinente de tus manos sobre mi vientre,
se vuelve visible cuando suspiro tu nombre en noches frias
en que el calor apasionado de dos cuerpos juntos
le hace falta a un cuarto oscuro.